Por Alejandro Lamacchia
Es necesario distinguir entre una y otra, la pandemia es una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países del mundo y la guerra es el choque de voluntades opuestas e inteligentes. Podemos expresar que esto no es una guerra, es una pandemia y como tal termina siendo un conflicto en el cual se deben tomar decisiones entre varias opciones.
El virus es el actor principal que afecta nuestras vidas, un verdadero enemigo de la vida humana, al que debemos combatirlo con sabiduría y prudencia, porque muchas veces no tiene un comportamiento lógico.
En la guerra se lucha contra un enemigo real, por un ideal, pero principalmente por el compañero que está al lado nuestro, él es la Patria, en la pandemia se lucha contra un enemigo invisible, para salvar nuestra vida, y la patria es también la vida de nuestro vecino.
La guerra es la peor situación que puede vivir un ser humano, porque muchas veces se pierda la conciencia de lo que es la condición de humanidad y deja fuertes secuelas en los participantes que nunca se olvidaran y requerirá de ayuda externa, en la pandemia en algún momento aparece el miedo, temor, ansiedad, y algo de la bajeza humana, me preocupo por mí y no por el otro.
Hoy hay sectores que son los que están en primera línea, a ellos hay que cuidarlos, mimarlos, motivarlos, alentarlos, respetarlos, hacerlos sentir útiles y que puedan convencerse que vale la pena dar la vida por el otro, lamentablemente no podemos reemplazarlos dada su especialidad.
Cuando esto pase, que pasará, recordarlos y no dejarlos en el olvido igual que a Dios, al cual hoy todos recurrimos, sea cual sea nuestro Dios.
Este conflicto mundial que es la pandemia, nos expone a una crisis diaria porque pone en peligro la vida de muchos argentinos. El ser humano es débil cuando es expuesto a la presión ambiental. El mundo puede dividirse entre dos tipos de personas, el que sigue sus ideas (son fuertes y no se dejan gobernar fácilmente) y los que siguen las ideas de los demás (son débiles y se limitan a realizar lo que dicen y hacen los demás).
A veces los seres humanos son sumisos y terminamos creyendo las ideas de otros, cuantos líderes mundiales convencieron a sus pueblos de esto y los llevaron a tiempos dolorosos. Kant decía que el ser humano necesita un líder para vivir.
Cuidemos a nuestros líderes y a los que están en primera línea y no se dejen llevar por los temerosos y egoístas que lo único que hacen es afectar su estado anímico, justamente todo lo contrario de lo que necesitamos. En las guerras son los primeros en caer, y lo hacen por amor. Lo mismo pasará en este conflicto con el señor COVID 19 que afectará a muchos médicos, enfermeros, personal de seguridad y tantos otros. Hay que alentarlos y convencerlos que el sacrificio de ellos es la garantía de la vida nuestra sociedad.
Necesitamos liderazgos fuertes, asesorados por equipos interdisciplinarios que acerquen las ideas de expertos para la toma de decisiones y que luego lo asistan en la realización de las mismas, no son momentos para personas tibias, hay que actuar y con sentido común.
Muchas serán las pymes que deberán reiniciar sus actividades, reorganizarse, y superar la perdida de años de esfuerzo. Todos tenemos que entender que estamos en una tormenta pero no en el mismo barco, y lamentablemente habrá barcos débiles que les costará llegar a puerto.
Esto pasará, y dejará profundas heridas, por eso hoy el líder tiene que tener un equipo que planifique el combate diario, la coyuntura, y otro que este mirando la operación futura, el mañana porque la vida seguirá y lo que no pueden faltar son medidas, acciones a realizar concretas, firmes, pensadas, reales para que el desorden no nos conquiste e iniciemos otro conflicto.